Estamos seguros de que has escuchado en más de una ocasión que sólo tenemos un planeta. Sin embargo, el estilo de vida actual, que se basa en el consumo constante y en un ritmo de producción frenético, está llevando a una sobreexplotación de los recursos naturales. Muchas empresas, con el objetivo de mantener su crecimiento económico, apuestan por modelos de producción que no siempre respetan los límites del planeta.
En especial, la economía lineal —basada en extraer, producir, consumir y desechar— ha contribuido significativamente al problema, generando una gran cantidad de residuos y fomentando prácticas tan poco éticas como la obsolescencia programada. Por este motivo, frente a este modelo, durante los últimos años ha ganado protagonismo una alternativa más sostenible: la economía circular en la producción, una forma de entender la fabricación y el consumo que busca respetar los ciclos naturales y reducir al mínimo los residuos.
Esta nueva visión se está aplicando a una gran variedad de sectores industriales, y uno de los ejemplos más interesantes lo encontramos en el sector agroalimentario, entre los que podemos encontrar la producción de zumos. A continuación, te explicamos qué es la economía circular y cómo puede implementarse en este sector. ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
Para entender mejor este concepto, primero es necesario comprender cómo funciona el modelo tradicional, es decir, la economía lineal. Imagina que compras un smartphone. Este dispositivo, fabricado con piezas provenientes de distintas partes del mundo, te sirve durante un tiempo hasta que una pieza —como la batería— deja de funcionar correctamente.
Si reemplazarla resulta algo demasiado caro o complicado, probablemente termines desechando el teléfono y comprando uno nuevo. El anterior, en el mejor de los casos, irá a parar a un punto limpio y, en el peor, a un vertedero. De esta manera, el ciclo se repite una y otra vez, haciendo que desechemos constantemente recursos del sistema y un impacto ambiental negativo que se va acumulando continuamente.
Frente a esta lógica de usar y tirar, la economía circular se plantea como un modelo más respetuoso con el entorno. En lugar de desechar productos aún aprovechables, se promueve su reparación, reutilización y reciclaje. Siguiendo con el ejemplo del teléfono, la economía circular propondría sustituir únicamente la batería o incluso donar el dispositivo si ya no lo necesitas.
Y si realmente ha llegado al final de su vida útil, al menos sus piezas podrían separarse y reciclarse adecuadamente. Este enfoque permite aligerar la presión sobre los recursos naturales, ahorrar energía y disminuir la cantidad de residuos contaminantes. Así es como la economía circular de producción se ha convertido en una herramienta indispensable para avanzar hacia un modelo de desarrollo mucho más equilibrado y respetuoso con el medioambiente.
Un claro ejemplo de cómo aplicar esta filosofía al mundo real lo encontramos en nuestra empresa, Zuvamesa, que se encuentra ubicada en Sagunto y que está especializada en la elaboración de zumos de naranja y mandarina no procedentes de concentrado (NFC). Por este motivo, se considera una empresa que sirve como ejemplo de economía circular en la producción dentro de la industria de los cítricos. ¿Qué hace diferente a nuestra empresa?
Sin duda, una de las principales señas de distinción de nuestra empresa respecto a otras es nuestra capacidad para aprovechar al máximo cada parte del fruto y minimizar los residuos, transformando lo que antes se desechaba en productos que se pueden utilizar para cubrir distintas necesidades.
Es decir, que en Zuvamesa no solo producimos zumos, sino que también obtenemos otros derivados como la pulpa comestible, aceites esenciales de grado alimentario extraídos por prensado en frio la piel de cítricos como la mandarina, la naranja o el pomelo, D-Limoneno y pellets —un material sólido resultante de la deshidratación de los residuos de exprimido que se puede utilizar para la alimentación del ganado —. Estos subproductos permiten que la mayor parte del fruto se utilice de forma útil, evitando que acabe en la basura.
Además, nuestra empresa cuenta con la certificación ‘Residuo Cero’, que sirve para reconocer nuestro esfuerzo por maximizar el uso de las materias primas y reducir el impacto ambiental a través del reciclaje, la reutilización y el ahorro energético.
En Zuvamesa también hemos invertido en infraestructuras sostenibles como una torre de destilación para disminuir los vertidos y una planta de biogás —donde los residuos orgánicos se transforman en energía— y una instalación fotovoltaica para generar electricidad de manera totalmente limpia, sostenible y respetuosa con el medioambiente. Estas medidas no solo nos permiten reducir la huella de carbono derivada de la actividad de nuestra empresa, sino que también nos permiten contribuir al uso responsable de los recursos naturales.
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