Analizando la cesta de la compra podemos darnos cuenta de que la naranja siempre suele estar presente en la misma. Esto se debe a que esta fruta es una de las más consumidas en nuestro país ya que, además de su increíble sabor, presenta una gran cantidad de propiedades beneficiosas para la salud. Y aquí es donde nos surge el problema, ya que en ocasiones compramos demasiadas naranjas y se nos ponen malas teniendo que tirarlas.
Para evitarlo, en Zuvamesa, como fabricantes de zumos NFC de naranja nos importa mucho preservar la frescura de nuestra materia prima para obtener un zumo de máxima calidad, por ello te invitamos a poner en práctica una serie de consejos a través de los cuales podrás conseguir que las naranjas te duren mucho más tiempo sin desperdiciarse.
Es un consejo que seguro que te llamará mucho la atención porque la gran mayoría de las personas tienden a dejar las naranjas en la cocina. Se ha demostrado que en la cocina las naranjas se estropean con más facilidad. Esto es debido a que los procesos de cocinado generan vapores y humedad, así como cambios de temperatura que aceleran los procesos de envejecimiento y podredumbre de la naranja, por lo que únicamente es recomendable almacenarlas ahí si se van a consumir en un período corto de tiempo, de lo contrario se recomienda guardarlas en lugar fresco y seco para alargar su vida útil.
Aunque no consumas las naranjas diariamente, se debe revisar si todas las naranjas están en buen estado, y retirar aquellas que no lo están. Esto es importante ya que la podredumbre de la naranja se debe a hongos, generalmente del género Penicillium, capaces de propagarse entre ellas a través de daños y heridas de la corteza que se hayan podido producir durante la recolección y transporte o incluso en el mismo hogar. Por ese motivo, es muy importante evitar golpear las frutas y retirar aquellas que presentan piel verdosa o gris.
Otro de los consejos que te podemos dar para conservar las naranjas por más tiempo es que evites el apilamiento de modo que circule el aire entre ellas para favorecer la transpiración y evitar la acumulación de humedad. Además, se suele recomendar poner las naranjas sobre un papel absorbente que elimine la humedad que se pueda generar. Como hemos comentado anteriormente, si las naranjas están expuestas a la humedad es mucho más fácil que sufran la aparición del temido hongo.
Algunas personas cometen el error de comprar las naranjas y lavarlas aunque no las vayan a consumir en ese momento. Decimos que es un error porque ese acto hará que la vida de la naranja se reduzca de manera importante debido a que se eliminan los recubrimientos naturales y se incrementa la humedad superficial la cual acelera el proceso de podredumbre de la fruta. Por ello, solo se recomienda lavar la naranja en el momento en el cual vas a consumirla. Así la podrás comer limpia y podrás tener la certeza de que esa humedad ya no te va a provocar problemas.
Cuando pensamos en cómo conservar las naranjas en casa, en muchas ocasiones creemos que el mejor lugar para hacerlo es la nevera. Pero es importante que tengas claro que la nevera siempre debería ser la última opción a la hora de conservar las naranjas.
Si no tienes más remedio que conservar las naranjas en la nevera, siempre deberás hacerlo en el cajón dedicado a la fruta. Y para que la conservación sea superior, te recomiendo colocar un paño de algodón o material absorbente como papel de cocina en el fondo. El objetivo es que absorba la humedad y así la naranja no sufra tanto durante el periodo de espera hasta ser consumida.
La naranja es una fruta no climatérica, es decir, su maduración se detiene en cuanto se recolecta. Por el contrario, existen frutas climatéricas, como el plátano o la manzana, cuya maduración continúa tras ser cortadas del árbol. Por ello, si conservas la naranja con frutas como el plátano o la manzana, el propio proceso de maduración de éstas afectará negativamente a la naranja estropeándose antes.
Ahora que ya conoces algunos trucos para conservar las naranjas durante más tiempo, solo tendrás que ponerlos en práctica. Y si puedes, es mejor comprar menos cantidad, pero un mayor número de veces, para asegurarte siempre de su frescura y evitar que se desperdicien.
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